Crítica. Mátalos Suavemente

Mátalos Suavemente

Tengo que decir que el anterior film de Andrew Dominik, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford, me encantó. Un western crepuscular, violento a la vez que sosegado. 

No deja de tener ciertas similitudes con este tercer trabajo. Esta vez ambientado en el mundo de la mafia es incluso más violento que el primero, pero mantiene el mismo ritmo que aquel.  Pausado, reposado e irónico.

Al son de los discursos de Barack Obama y  George Bush para la campaña presidencial del 2008 se desarrolla la película. Dichos discursos van apareciendo constantemente en múltiples secuencias de la película,  como si de una banda sonora se tratase. Un murmullo de fondo. En la tele de un bar, mientras comen, etc.

Es como si la película fuera un reflejo de la actual sociedad decadente, que nos ha llevado a la ruina, empresarios que defraudan y engañan, gobernantes mediocres, incapaces de resolver los problemas. Hablan de América, pero es extrapolable a casi cualquier país actual,  hasta el punto que la mafia también es decadente. La mafia nunca aparece, nunca se la menciona. En las reuniones que mantienen Richard Jenkins, el abogado de la mafia, y Brad Pitt casi siempre en en el coche del primero se refieren a la mafia como "ellos". Es una mafia descafeinada, indecisa. Buscan culpables, para hablar con ellos. El mismo Richard Jenkins tiene que frenar a un expeditivo Brad Pitt.

Desde el primer momento se suceden los despropósitos. Primero,  los encargados de levantar la partida de poker contratan a unos yonkies para dar el golpe. Predestinados a morir a primeras de cambio. Pasas los 5 minutos que dura el atraco pensando que algo va a salir mal.

La mafia contrata a Brad Pitt para que de el correspondiente ajuste de cuentas ( ya he dicho que no muy decididamente y a través de Richard Jenkins)

Brad Pitt, algo remilgado, contrata a James Gandolfini para que realice uno de los ajustes de cuentas,  pero éste se pasa más tiempo alcoholizado que sereno, preocupado porque su mujer le va a dejar y es incapaz de matar a nadie.

A destacar la escena de una de las muertes, rodada a cámara lenta bajo una incesante lluvia y el papel de James Gandolfini, interpretando a un gángster hastiado.

Para ver algo diferente.